sábado, 22 de agosto de 2015

A todas esas personas...

A ti, que me prometiste la luna pero me apagaste las estrellas.
A ti, cuya amistad dejó mucho que desear.
A ti, que me provocaste tantas heridas que aún no han curado ni la mitad.
A ti, que me hiciste desconfiar de los chicos.
A ti, que decidiste salir de mi vida cuando ya tenías la cama hecha en mi corazón.
A ti, que me obligaste a cambiar para evitar volver a caer.
A ti, que me hiciste caer más de una vez.
A ti, que te reías mientras intentaba levantarme.
A ti, que ibas por delante de mi orgullo y me decepcionaste.
A ti, que conseguiste que me odiara más que a nadie.
A ti, que me has fallado tantas veces y no lo sabes.
A ti, que me hiciste pensar en cosas horribles.
A ti, que decidiste alejarme cuando más necesitabas a alguien.
A ti, que fingiste unir mis piezas rotas cuando solo las estabas rompiendo más y más.
A ti, para quién solo fui un nombre más.
A ti, quien estaba ahí cuando sonreía y se alejaba cuando necesitaba llorar.
A ti, que no fuiste capaz de quererme.
A ti, por quien he soltado más de una lágrima, más de una vez.

A ti, a todas esas personas y a ninguna, gracias. Porque gracias a alguien así he aprendido a atrapar mis propias estrellas y a encender un cielo entero. He aprendido a estar sola y a ser feliz así. Gracias por demostrarme que la inocencia reside en la ingenuidad, no en las personas buenas. Gracias por hacerme entender que la culpa ha sido mía, por no querer ver lo que tenía delante, por miedo a cambiar mi vida, por miedo ser yo.